martes, 16 de abril de 2013
El encuentro de un OVNI gigantesco por el piloto brasileño Haroldo Westendorff
Publicado por Prufon el martes, 16 de abril de 2013
22:54
Prufon
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La mayoría de los
avistamientos se producen con objetos discoides
pequeños así con pocos tripulantes. Ocasionalmente, una nave grande llamada
convenientemente "la nave nodriza" es vista. Este caso es emblemático
porque una "nave nodriza" fue vista en pleno vuelo por un piloto
brasileño y luego voló a su alrededor varias veces con su avioneta. El piloto
huyó cuando ese ovni gigantesco lanzó tres objetos discoides pequeños. Este
impresionante encuentro entre una avioneta y un ovni gigante fue avistado y
registrado por el radar del aeropuerto de la ciudad de Pelotas con varios otros
testigos.
El brasileño, Haroldo
Westendorff, no es sólo un piloto, sino también un gaucho empresario que dirige
una planta de procesamiento de arroz, una empresa de transportes y una
fábrica de alimentos para animales. En su
tiempo libre suele volar su propia avioneta y fue en uno de esos momentos de
ocio que el empresario vivió una experiencia intrigante.
La experiencia de Haroldo Westendorff:
El 5 de octubre de 1996,
a las nueve de la mañana, poco después de su desayuno, Haroldo Westendorff
despegó del Aeropuerto Internacional de Pelotas para darse un paseo en su
avioneta (Tupy PT-NTH). El cielo estaba despejado y soleado ese día que
permitió un vuelo con una visibilidad excelente. A eso de las diez de la
mañana, cuando él estaba a unos 15 kilómetros del aeropuerto, cerca de la
ciudad de São José do Norte y volando sobre la Laguna de los Patos (en portugués: Lagoa dos Patos), se topó con un gigantesco objeto aéreo no identificado al sobrevolar la isla de
Saragonha a una altitud de 1.800 metros. El susto fue tan grande que le hizo
tartamudear durante unos segundos. Pero cuando se recuperó
del susto, el empresario logró de acercarse al objeto, donde permaneció
por unos doce minutos examinando cuidadosamente la superficie de la nave para
hacer un informe muy detallado sobre el objeto anómalo.
Haroldo afirma que el
objeto tenía una base del tamaño de un estadio de fútbol, a unos 100 metros
de diámetro y de 50 a 60 metros de altura. También dice que tenía la forma de
pirámide con ocho lados. Cada lado tenía tres
cúpulas sobresalientes. El negociante permaneció volando alrededor del
ovni a una distancia de aproximadamente 100 metros. Dio tres vueltas alrededor
de la nave para observar bien sus detalles. Tenía un aspecto metálico, con la
parte inferior lisa. La nave giraba en torno de su propio eje dirigiéndose
lentamente hacia el mar.
Durante el tiempo que el
testigo permaneció alrededor del ovni, notó que no hizo ningún movimiento
hostil. Uno de los momentos más memorables de la experiencia fue cuando de
repente se abrió una escotilla en la parte superior del objeto y salieron tres
objetos discoides. Los discos salieron en la posición vertical, se inclinaron en
un ángulo de 45 grados y se dispararon en una velocidad impresionante.
En este
instante, Haroldo maniobró su avioneta para observar el interior de la nave
nodriza que todavía estaba abierta por encima de
ella. Esto fue cuando este gigantesco objeto comenzó a emitir unos rayos
rojizos por la abertura, asustando al piloto, que lo llevó a alejarse de la nave. En este
momento, esa enorme nave ascendió verticalmente a una velocidad asombrosa, sin
hacer viento, sin ruido de explosión y sin ninguna reacción física.
Este evento impresiona no
sólo por la riqueza de los detalles descritos por un piloto con más de 20 años
de experiencia, pero también por la cantidad y calidad de los testigos que
aseguran haber visto la misma nave.
Durante la segunda vuelta
alrededor de la nave, Westendorff utilizó la radio del avión para informar a la
sala de control de la Infraero (Empresa Brasileña de Infraestructura
Aeroportuaria), del aeropuerto Internacional de Pelotas de lo que estaba
sucediendo. Le informó al operador Airton Mendes da Silva que había visto hacia
el este "un objeto de forma de pirámide grisáceo
con ocho lados, en el horizonte". Con él estaban los auxiliares de
servicios portuarios Gilberto Martins dos Santos y Jorge Renato S. Dutra, que
confirmaron visualmente el objeto volador y trataron juntos de identificarlo.
Westendorff también se
comunicó con el Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo
(Cindacta II), en Curitiba, estado de Paraná, que es responsable de vigilar los
cielos del sur de Brasil. La respuesta recibida fue que no había ningún
registro inusual en los radares, aunque pudieron detectar la presencia de la
avioneta.
El Ministerio de Aviación
mantiene una investigación encubierta sobre la nave avistada por Westendorff.
Un sargento de la Base Aérea de Canoas viajó a Pelotas para recoger el
testimonio del empresario y de los funcionarios de la Infraero. El sargento
pidió el anonimato, pero pasó una tarde en el aeroclub de Pelotas donde escuchó
los relatos de los testigos y tomó conocimiento del episodio.
Conclusión:
Este caso es sin duda uno
de los relatos ufológicos con detalles de un ovni muy precisos que vienen de alguien que ha sido un piloto desde la década de
los 1970s, y de uno que ha tenido una licencia de piloto desde la edad de 19
años. Además, él es bicampeón brasileño de acrobacia aérea. Es obvio que Haroldo Westendorff se topó con
algo fuera de lo normal cuando piloteaba su avioneta en un cielo despejado y
soleado que le permitió una visibilidad excelente.
Traducido de diferentes
fuentes del portugués brasileño y escrito por Nelson C. Rivera (PRUFON)
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