de las ocho, Jan Wolski de 71 años de edad, viajaba en su carreta por un bosque cerca de su pueblo (Emilcin, Polonia). De pronto vio caminando delante de él a dos pequeños humanoides (alrededor de 1,5 metros de altura), vestidos con trajes negros ajustados, encapuchados y yendo en la misma dirección en el camino. Se movían de una manera torpe extraña, manteniendo sus piernas bien separadas.
viernes, 28 de febrero de 2014
La abducción alienígena de un anciano en Emilcin, Polonia
Publicado por Prufon el viernes, 28 de febrero de 2014
13:56
Prufon
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"Juro solemnemente ante Dios, que mi informe
sobre el encuentro con los extraterrestres, el 10 de mayo de 1978, es
absolutamente cierto. Dios es mi testigo que estoy diciendo la verdad." Ese fue el juramento firmado por Jan Wolski,
un devoto Católico Romano, en la presencia de dos testigos y convenció al
sacerdote local de casi 100 años de edad que Wolski realmente estaba diciendo
la verdad.
Esta es una historia
de un anciano agricultor polaco que fue abducido por los extraterrestres en la
época cuando Polonia era un país comunista controlado por la Unión Soviética.
Debido a esta abducción alienígena, que fue la primera registrada en Polonia,
se convirtió en el primer país en el entonces mundo comunista en desarrollar un
movimiento ufológico civil con organizaciones.
Este
encuentro/abducción alienígena es el más famoso y el más conocido en
Polonia. Se ha vuelto tan popular que en
2005 se erigió un monumento en Emilcin, Polonia, en el lugar donde se dice que
la abducción había ocurrido, para conmemorar la abducción de Jan Wolski. El
texto en polaco, dice: "El 10 de mayo de 1978 en Emilcin un objeto ovni aterrizó. La verdad nos asombrará en el futuro".
Además, Wolski no
tenía exposición a los informes de los ovnis ya que no tenía televisor, ni
siquiera una radio, y sólo leía los periódicos cuando sus hijos los traían a
casa.
La Historia:
El 10 de mayo de
1978, temprano en la mañana unos minutos después
de las ocho, Jan Wolski de 71 años de edad, viajaba en su carreta por un bosque cerca de su pueblo (Emilcin, Polonia). De pronto vio caminando delante de él a dos pequeños humanoides (alrededor de 1,5 metros de altura), vestidos con trajes negros ajustados, encapuchados y yendo en la misma dirección en el camino. Se movían de una manera torpe extraña, manteniendo sus piernas bien separadas.
de las ocho, Jan Wolski de 71 años de edad, viajaba en su carreta por un bosque cerca de su pueblo (Emilcin, Polonia). De pronto vio caminando delante de él a dos pequeños humanoides (alrededor de 1,5 metros de altura), vestidos con trajes negros ajustados, encapuchados y yendo en la misma dirección en el camino. Se movían de una manera torpe extraña, manteniendo sus piernas bien separadas.
Cuando Wolski
comenzó a alcanzarlos, inesperadamente saltaron en ambos lados de su carreta
sorprendiéndolo de su agilidad. En este momento, la carreta se sacudió como si
hubiera un aumento desproporcionado de carga. Sentados en ambos lados en la
carreta detrás de Wolski, empezaron a conversar entre sí en un idioma extraño,
que constaba con chillidos y sonidos muy agudos similares a las palomas y las
risas de las hienas. Esto despertó sus sospechas de que no eran humanos.
"Los miré de mi lado", dijo Wolski, "De una manera extraña, vestían con trajes ajustados negruzcos,
sólo la cara y las manos estaban descubiertas. Pensé que podrían ser chinos, pero
no pregunté. Sus piernas colgaban fuera de la carreta y era obvio que tenían
zapatos raros del mismo color que el resto de la ropa, pero la parte delantera
tenía forma de aleta. También tenían entre sus dedos una pequeña membrana desde
la base hasta el final de la primera articulación del dedo. No entendí nada de
lo que decían… como que 'gorjeaban'
entre ellos."
Cuando llegaron a
unos trescientos metros de un pequeño
claro delante de la carreta, Wolski notó contra una pared de árboles un
vehículo plateado inusual cerniéndose unos 4 a 5 metros sobre el suelo.
Su forma más o menos
se parecía a un helicóptero de dos rotores. El vehículo no tenía ventanas y su
única abertura era una puerta situada en el centro de la pared frontal. La
jamba de la puerta reveló el espesor de las paredes estimadas alrededor de 20
centímetros. El ovni no tenía cuello, alas, patas o ruedas. Las únicas cosas
que sobresalían de su exterior eran cuatro dispositivos en forma de cilindro
colocados en cada esquina. Cada uno de estos cuatro "cilindros"
contenía espirales verticales, descritos por Wolski como parecidos a
"brocas". Se arremolinaban muy rápido, pero no echaban aire. Mientras
giraban, parecían estar haciendo un zumbido débil, algo similar al sonido
producido por un abejorro.
Desde la puerta del
vehículo cayó una pequeña plataforma elevadora unida a cuatro cables. De
repente, uno de los alienígenas se colocó en él "y con un gesto amistoso me invitó a entrar", Wolski dijo.
Al instante ascendió a donde esperaban dos humanoides más dentro del vehículo.
El humanoide que se había quedado en la planta baja, también subió para unirse
a los otros tres. El vehículo tenía cuatro tripulantes.
Jan Wolski recordaba
algunas cosas durante su estancia en la nave alienígena. Dentro del vehículo
había un solo cuarto rectangular. Sus paredes totalmente no penetraban la luz.
No había tampoco ventanas. Estaba oscuro y la única fuente de iluminación era
la puerta abierta. La puerta estaba envuelta en una especie de tubo vertical
situado a la izquierda del marco de la puerta. El piso, las paredes y el
techo plano se veían como si estuvieran moldeados de un material duro similar
al vidrio. El cuarto estaba vacío, sin muebles, sólo contenía pequeños bancos
negros atados a las paredes con cables de 60 centímetros (dos cables por
asiento). Wolski no notó ningún interruptor o indicadores de luz. Cerca de la
entrada yacía una docena de aves vivas: cuervos o grajillas. El techo era
semicircular y a lo largo de él corría un "tubo" negro.
En algún momento,
cuando entró en el cuarto, le obligaron a desvestirse. Wolski dijo, "Me dijeron, en lengua de signos, que
tenía que desnudarme... Empezaron a examinarme con unos discos que parecían platos.
Cuando estaba desnudo comieron algo horriblemente transparente que se parecía
al hielo. Entonces uno se colocó cerca de una pared con dos pequeños agujeros
perforados sobre ella. Él metió una barrilla negra dentro de los agujeros y les
dio vueltas como si estuviera ajustando algo. Lo hizo varias veces."
Unos minutos después de examinarlo, le
permitieron que se vistiera. La visita por lo visto se había terminado. Él se colocó en la puerta donde estaba la plataforma
elevadora, se volvió hacia los alienígenas, puso su sombrero en el pecho e
inclinó la cabeza y la parte superior del torso, en un gesto cortés. Ellos
también se inclinaron hacia él. Wolski dijo además: "De todos modos, siempre fueron muy amables conmigo. Querían que
me comiera un hielo extraño, pero yo ya quería volver a casa. Me apresuré a
bajar unos pocos metros donde estaba mi carreta y yo estaba pensando en cómo
pronto llegar a casa y contarle a todos sobre lo que me sucedió".
Cuando Wolski llegó a su casa, ató las riendas
de su caballo y corrió adentro. Allí alertó a sus dos hijos y notificó a los
vecinos. Fueron a buscar el ovni, pero ya no había un rastro de él. Obviamente
no había un rastro donde el ovni flotaba en el aire, pero en todo el suelo
blando los alienígenas dejaron mucho de su presencia en forma de huellas. Como
tal, en los bosques y en el prado estaban llenos de huellas de estos
ovninautas. Por desgracia, en los próximos días estaban completamente pisoteadas
por cientos de personas y de la policía.
Cuando huyó a su casa, él no registró la hora
de su salida del vehículo. Un niño de cinco años vio el objeto salir volando a
baja altura sobre el pueblo de Emilcin y lo describió como un "autobús
volador". Ese testigo informó que vio una escotilla cuadrada debajo del
vehículo. Poco después de pasar por el pueblo, el vehículo aceleró, produjo un
"trueno" (como una explosión sónica) y desapareció. Unos minutos antes
de Jan Wolski anunciar lo que había experimentado, algunos residentes en
Emilcin escucharon un estruendo espantoso procedente del subsuelo.
La
siguiente es una historieta de la abducción de Jan Wolski que estaba escrito
originalmente en polaco. Siempre quise traducir esta fascinante historieta, pero
yo no hablo polaco. Revisé todo el Internet para ver si lo encuentro en español
o en inglés, pero no había nada. Por suerte, lo encontré en francés, el único
idioma que fue escrito aparte del polaco, que se me hizo más fácil para
traducirlo en español e inglés. El siguiente artículo fue traducido por Nelson
C. Rivera (PRUFON).
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